Ya estamos pensando en las vacaciones y buscando destinos para escondernos del resto del mundo. Hoy comparto algunas fotos de nuestro viaje a Indonesia.
Nuestra primera parada tras casi 20 horas de vuelo fue Bali, concretamente Uluwatu. Un enclave salvaje, rodeado por plantaciones de arroz y numerosos templos. En agosto es la época del monzón, eso quiere decir que muchos días os caerá un chaparrón. Son solo 10 minutos de intensa lluvia, luego reaparece de nuevo el sol.
Nos alojamos en un hotel maravilloso de la cadena Aman. Se llama Amandari y es un veradero oasis. Simplicidad, silencio y elegancia. El lugar perfecto para huir del mundo y centrarte sólo en disfrutar.
Una de las cosas que me llamaron la atención es lo increíblemente salvaje y selvático que es la naturaleza en Indonesia. Murmullos de monos, pájaros y otros exóticos sonidos emergen de todos los lados. Y en el cielo, vuelan cientos de comentas.
Durante los dos o tres días que pasamos en este lugar hicimos varias excursiones. En una de ellas visitamos un mercado al amanercer y los campos de arroz cercanos al lugar. Allí fue donde Juan tomó esta foto de la mujer que veis abajo. Nos impresionó la expresión de su rostro. Creo que define muy bien cómo es envejecer en este país. La verdad es fue muy simpática. Todo el mundo es muy amable en Indonesia.
En nuestra última noche en Uluwatu nos recomendaron asistir a una danza típica de allí. Una experiencia inolvidable. En torno al fuego empezaron a aparecer casi una decena de bailarines que disfrazados interpretaban parte de una historia sobre dioses y hombres. Mientras, casi cuarenta hombres cantaban una canción que se repetía una y otra vez: chit- chat- chat- chit. Parecía que ibas a entrar en trance.
Os dejo con estas maravillosas fotos hechas por mi chico.
¡Espero que os haya gustado el relato! ¡Feliz fin de semana!
